Siento como mi alma se pudre.
Una nueva melodía es.
Otro silencio que el de aquel entonces.
Una desazón inaudita.
Lo inédito del hartazgo.
La perpetuidad de un epitafio,
mal escrito.
Dios nunca fué un gran gramático.
martes, 28 de junio de 2011
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1 comentario:
me gusto lo del epitafio mal escrito.....
el unico pero es que DIOS NO ESCRIBE.
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