viernes, 26 de marzo de 2010

Esse empleado

Solamente la suela de los empleados adiestrados a la competencia de ser todos igualmente uniformes, juega el rol de permitirme adoptar la postura de quitarme de encima el polvo que solía hacerse pasar por maquillaje. Solo era eso, rimel barato para conjugados clavos de labor publica embadurnados por la ética utilitarista de soler añorar los derechos de autor por un calcetín mal cosido. Perfecta soledad la de una oficina donde sentado me brindo a levantar las copas vacías de amianto lustrado por la mendacidad de los compañeros de trabajo que no conocen las afueras de sus cejas, pues trasuntan enredados entre las pestañas del himen sangrante de la creatividad solidificada por el sufrimiento institucional que caracteriza a esa peligrosa raza de resentidos. Pesimistas de revés, ojaldres de tenedor, guantes de verano y mieses para langostas a rutinaria dieta. Oh viejo sabio de las migrañas campantes! Oh vetustas avispas con abdomen contra-natura, mi destino tampoco es el de espantar moscas!!!!