jueves, 26 de junio de 2008

Fracaso

Si hay temor hay privilegio para con cualquier punto, por intrascendental que sea, que se nos ofresca como pivote para esquivar el tesoro que nos depara lo temible. El fracaso, por ejemplo, se escuda en el temor, ergo, un fracasado resulta siempre ser el heraldo de lo a temer. Nada mas temible que un fracasado. Recuerdo un libro donde se hablaba de la voluntad de fracaso, por supuesto, semejante expresion solo puede surgir de un sociologo americano. Un aleman simplemente sonreiria al pensar en voluntad de fracasar, y Schopenhauer primero que todos.
Nunca se teme al exitoso, a este se lo envidia en todo caso, pero se teme a los caidos existenciales. Tambien se teme, no a las personas, sino a aquello que en nuestra historia ha sido un fracaso, marcas estructurales en nuestro modo de dirigirnos en el mundo. Pero no se trata de pasado historico, el fracaso apunta y se establece como tal en el futuro, en tanto que ek-stasis. Siempre fuera, siempre allende el proyecto que se estrella contra la facticidad que se anticipa al fracaso concreto. Un fracasado es tambien un visionario, este es el origen de las ciencias manticas: gozar del fracaso. No hay mayor goce para el hombre que lamer las esquirlas de un proyecto que yerra, y consideremos que todo proyecto erra, mal que le pese a Sartre.
El temor fracasa tambien, es por ello que tan bien le cabe el fracaso.
Pero resulta que ya no hay nobleza en la temible perdida de nuestras ideas, ellas simplemente se desparraman en la nada que las separa del pensamiento, y temiendo encontrarse a ese alguien que las podria inscrir como fracasadas en su ex-sistir, arando todas sus posibilidades de anclarse en algun otro que las asuma como propias...simplemente huyen.

1 comentario:

Berni dijo...

Que puedo decir!!
Completamente de acuerdo!
Teman mis queridos! Teman mi presencia, que es la presencia del fracasado y el temeroso!